El control térmico adecuado, especialmente la calefacción en la cría porcina y avícola, no es un lujo, sino una inversión fundamental para maximizar su salud, productividad y bienestar. En verano o invierno, con un buen sistema de calefacción y ventilación, se reducen patologías, se mejora el rendimiento y se garantiza un entorno competitivo y sostenible en las granjas.
En pleno agosto, con las temperaturas del verano tocando máximos, muchos ganaderos podrían pensar que la calefacción no es una prioridad. Sin embargo, mantener un ambiente térmico adecuado es vital tanto en lechones como en pollitos, donde el confort térmico garantiza salud, crecimiento y rentabilidad.
En ganaderías porcinas con capacidad superior a 5,1 UGM, el Real Decreto 159/2023 obliga a disponer de sistemas de control ambiental, incluyendo calefacción, ventilación o aire acondicionado, para evitar el estrés térmico en los animales. Los lechones, especialmente durante los primeros días, no regulan bien su temperatura corporal: una caída fuera del rango ideal puede aumentar su mortalidad y reducir su ganancia media diaria.
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